Vivimos en un mundo donde el estrés parece ser una constante. El trabajo, las responsabilidades familiares, los problemas psicológicos y la sobrecarga de información hacen que muchas personas se sientan agotadas y abrumadas. Por suerte, existen técnicas simples y accesibles para contrarrestar estos efectos negativos, entre las cuales destaca la respiración consciente junto con técnicas de relajación como la de Jacobson. Aunque la respiración es una función automática, aprender a controlarla puede transformar nuestra salud física y mental.
La importancia de la respiración para el bienestar
Cuando respiramos de manera superficial, solo usamos la parte superior de los pulmones, lo que puede activar nuestro sistema nervioso simpático, asociado a la respuesta de “lucha o huida”. Esto genera aumento del ritmo cardíaco, tensión muscular y sensación de ansiedad. En cambio, al practicar la respiración profunda o diafragmática, logramos activar el sistema nervioso parasimpático, que es el encargado de la relajación, la calma y la recuperación.Más allá de la respiración: meditación, mindfulness o técnica de Jacobson para una relajación profunda
La respiración consciente no solo calma el cuerpo en momentos de estrés, sino que también abre la puerta a otras técnicas de relajación. Entre ellas, destaca la relajación muscular progresiva de Jacobson, que consiste en tensar y relajar grupos musculares de forma sistemática. Esta práctica ayuda a liberar tensiones físicas acumuladas y es especialmente útil para combatir la ansiedad y mejorar el sueño.
Aquí adjuntamos un video que lo explica de manera más visual: relajación de jacobson
A su vez, el mindfulness y la meditación son técnicas ampliamente validadas en el ámbito médico. Ambas se basan en enfocar la atención en el presente de forma intencionada. Esto ayuda a frenar pensamientos repetitivos y a focalizarnos en un único estímulo a la vez para no sobresaturarnos, reduciendo de esta manera los niveles de ansiedad y depresión. Harvard Health Publishing destaca que practicar meditación con regularidad puede mejorar la calidad del sueño, bajar la presión arterial y fortalecer el sistema inmunológico.[2]
Cuando se combinan ejercicios de respiración, relajación muscular progresiva y mindfulness, se potencia su efecto positivo sobre el bienestar. Estas herramientas no requieren equipamiento ni mucho tiempo, y pueden incorporarse fácilmente a la rutina diaria. Empezar con unos minutos al día puede marcar una gran diferencia en la forma en que manejamos el estrés y conectamos con nuestro cuerpo y mente.
Cómo empezar a incorporar estas técnicas en tu rutina diaria
El mayor obstáculo para muchas personas es pensar que estas técnicas son difíciles o requieren mucho tiempo. Sin embargo, la realidad es que con solo 5 minutos diarios puedes empezar a notar cambios importantes. Puedes practicar al despertar, antes de dormir o incluso en momentos de estrés durante el día. Cabe recalcar que para integrar este tipo de técnicas en tu rutina es bastante importante realizarlas distintos momentos del día.
Es de bastante relevancia que antes de empezar encontremos un lugar tranquilo y cómodo, donde poder sentarse o acostarse, y enfocar nuestra atención en nuestra respiración. debemos probar la respiración diafragmática, donde el abdomen se infla al inhalar, y luego exhala lentamente. Si nos distraemos, no pasa nada, debemos volver suavemente a concentrarnos en la respiración. Además, existen muchas apps que facilitan estas prácticas con meditaciones guiadas y ejercicios de respiración, como Calm, Headspace o Insight Timer, ideales para principiantes.
Beneficios comprobados a largo plazo
Incorporar regularmente técnicas de respiración y relajación no solo ayuda a manejar episodios puntuales de estrés, sino que también mejora la salud a largo plazo. Estudios muestran que las personas que practican mindfulness y respiración consciente tienen menor riesgo de enfermedades cardíacas, mejor salud metabólica, y mayor resiliencia emocional.[3]
Además, estas técnicas fomentan una mayor conexión mente-cuerpo, lo que ayuda a identificar señales tempranas de malestar y a responder de manera más saludable. Por ejemplo, una persona más relajada tiende a dormir mejor, a comer con más conciencia y a tener mejores relaciones sociales, lo que repercute positivamente en su calidad de vida.
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