Cuando hablamos de enfermedades de transmisión sexual (ETS), todavía arrastramos viejos prejuicios. Uno de los más dañinos es creer que solo las personas "promiscuas" las contraen.
Nada más lejos de la realidad. Muchas personas a día de hoy, sobretodo gente mayor, tiene instaurado que únicamente las personas que tienen vida sexual con gente diversa contrae ETS.
La verdad es sencilla:
Cualquier persona sexualmente activa puede contraer una ETS. Ya sea hombre o mujer.[1]
Da igual si has tenido una pareja o diez. Si no se usan métodos de protección, el riesgo está presente. A veces, basta una sola relación sin protección para exponerse a infecciones como el VIH, la sífilis, la clamidia o el VPH.
¿De dónde viene este mito?🙅🏿♂️
Durante mucho tiempo, la educación sexual estuvo cargada de juicios morales. Se asociaba la salud sexual con "buen comportamiento" y la enfermedad con la "inmoralidad".
Esta visión no solo es incorrecta, sino que también genera vergüenza y miedo para hacerse pruebas, hablar de protección o simplemente cuidar de uno mismo.
De echo una gran cantidad de personas tienden a no contar que padecen este tipo de afecciones por miedo a ser rechazados socialmente o por la crítica que recibirían.
Con todo, tal y como explica Quirónsalud "la vergüenza social retrasa el diagnóstico y permite que las infecciones se propaguen rápidamente"
¿Que dicen los expertos?👨🏻⚕️🦠
Además, normalizar las pruebas de detección es parte clave del cambio. Desde Centro Aranat, se recuerda que hacerse pruebas no es un acto que deba asociarse con "sospechas" o "malas conductas", sino que debería formar parte del autocuidado básico de cualquier persona sexualmente activa. Detectar a tiempo una infección no solo mejora el pronóstico, también protege a las parejas y a la comunidad en general.
De hecho, un estudio publicado en Sexually Transmitted Diseases Journal (2020) evidenció que más del 50% de las nuevas infecciones por clamidia se daban en personas que no se consideraban de "alto riesgo", es decir, personas con pocas parejas sexuales o relaciones consideradas "estables". Esto demuestra que la percepción social del riesgo no siempre se ajusta a la realidad clínica, y subraya la importancia de realizar pruebas de forma rutinaria y no solo cuando existen síntomas o sospechas.
¿Cómo nos protegemos?💪🏻
- Uso correcto del preservativo en todas las prácticas sexuales (no solo en la penetración).[2]
- Pruebas periódicas de ETS, incluso si tienes una sola pareja.
- Hablar abiertamente con tus parejas sobre protección y salud sexual. Fomentando de esta manera una cultura de confianza y responsabilidad compartida.[3]
Cuidar de tu salud sexual no tiene nada que ver con ser "bueno" o "malo".
Tiene que ver con conocerte, protegerte y respetarte.
Una nueva forma de hablar de ETS🗣️
Es hora de enterrar mitos que ya no nos sirven.
Hablar de salud sexual con responsabilidad, sin culpa ni prejuicios, nos protege a todos.
La información es poder. Y la prevención, un acto de amor propio.
Hoy sabemos que las ETS no discriminan. No importa la edad, el género, la orientación sexual ni el número de parejas: si somos sexualmente activos, estamos expuestos. Y eso no nos hace "malos" ni "descuidos" —nos hace humanos.
Por eso, necesitamos construir una conversación diferente.Una en la que hablar de pruebas de detección sea tan natural como hablar de una revisión médica.
Una en la que usar protección no sea un signo de desconfianza, sino de cuidado mutuo.
Una en la que nadie tenga miedo de pedir información, asesoría o tratamiento por temor al juicio.
Hablar claro sobre las ETS es un acto de responsabilidad colectiva.
Normalizar el autocuidado es una muestra de respeto hacia nosotros mismos y hacia los demás.
La salud sexual es parte de la vida. Y el primer paso para protegerla es dejar de lado la vergüenza, los mitos y los silencios.